Entre Dos Mundos: Mi Experiencia entre Rumanía y España

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Desde que tengo memoria, mi vida ha sido un viaje entre dos mundos, dos culturas, dos idiomas. A los 17 años, dejé mi Rumanía natal para aventurarme en una nueva vida en España. Este cambio no solo implicaba una reubicación geográfica, sino también una inmersión total en una cultura diferente, un idioma nuevo y una forma de vida que, aunque similar en muchos aspectos, presentaba sus propias peculiaridades.

Mi llegada a España fue como abrir la primera página de un nuevo libro. El sol brillaba de una manera distinta, el aire tenía un aroma desconocido y las calles estaban llenas de sonidos que no había escuchado antes. Todo era emocionante y a la vez abrumador. Sin embargo, estaba decidido a sumergirme por completo en esta nueva experiencia y aprender todo lo que pudiera sobre mi nuevo hogar.


Una de las primeras barreras con las que me encontré fue el idioma. Aunque había estudiado español durante un tiempo, nada me preparó para la velocidad y el flujo natural con el que los españoles hablaban. Mis primeras conversaciones fueron torpes y llenas de errores, pero cada error era una lección aprendida. Con el tiempo y la práctica, el español se convirtió en una parte integral de mi vida, y ahora, años después, puedo decir con orgullo que lo hablo con fluidez. De hecho, uno de mis logros más destacados en España ha sido la obtención del Certificado DELE C2, el máximo nivel de certificación en español como lengua extranjera.

Además del idioma, descubrí que las diferencias culturales entre Rumanía y España eran fascinantes. En Rumanía, la familia es el centro de todo, y las comidas se convierten en eventos sociales que duran horas. En España, la vida gira en torno a la siesta y a las interminables conversaciones con amigos en las terrazas de los bares. Aprendí a apreciar lo mejor de ambas culturas: la calidez y la hospitalidad de mi tierra natal, y la alegría y la pasión de mi nuevo hogar.

Mi vida en España ha sido un viaje lleno de retos, pero también de incontables logros y satisfacciones. A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de explorar diferentes campos y desarrollar habilidades que han trazado mi camino de crecimiento personal y profesional. Mi primera incursión en el mundo laboral español fue en el sector logístico, donde trabajé durante aproximadamente una década en una empresa textil. Esta experiencia me permitió adquirir una sólida base en logística y gestión de inventario, así como habilidades de organización y resolución de problemas que han sido fundamentales en mi carrera.

Paralelamente, descubrí mi pasión por el turismo y la hospitalidad, lo que me llevó a convertirme en una anfitriona destacada en Airbnb. Con cada huésped que recibía, buscaba ofrecer una experiencia única y memorable, lo que se reflejaba en las excelentes reseñas que recibía. Esta faceta de mi vida me enseñó la importancia del servicio al cliente y la capacidad de adaptación a las necesidades de cada persona.

Además de mi trabajo en la industria textil y la hospitalidad, también he invertido tiempo y esfuerzo en mi desarrollo académico y personal. Mi formación en decoración de interiores me ha permitido explorar mi creatividad y expresión artística, mientras que mi grado en Turismo me ha brindado una comprensión más profunda de la industria turística y sus implicaciones económicas y sociales.

La adaptación no fue fácil. Extrañaba la comida casera de mi madre, las montañas que rodeaban mi pueblo y la sensación de pertenencia que solo se siente cuando estás en casa. Pero con el tiempo, España se convirtió en mi hogar también. Aprendí a amar sus playas interminables, su rica historia y su vibrante cultura. Me hice amigos que ahora son como hermanos, y encontré mi lugar en este país lleno de oportunidades.

Además de mi dominio del español, también he tenido el privilegio de compartir mis conocimientos como profesora de idiomas. Enseñar rumano y español ha sido una experiencia gratificante, y ver el progreso y la satisfacción de mis alumnos ha sido una de las mayores recompensas de mi carrera como educadora. Ahora, además de mis estudios universitarios en turismo, estoy ayudando a alumnos y profesionales aquí, en Rumanía y en todo el mundo a aprender a hablar rumano y español.

Vivir entre dos culturas ha sido un desafío, pero también una bendición. Me ha enseñado a ser adaptable, a valorar lo que tengo y a nunca dejar de aprender. Hoy en día, me considero afortunado de tener lo mejor de dos mundos: las raíces profundas de mi Rumanía natal y las alas extendidas de mi España adoptiva. En el cruce de estas dos culturas, he encontrado mi propio camino, y estoy curiosa por ver a dónde me llevará en el futuro. Lo que sé seguro es que disfrutaré al máximo de este viaje.

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